lunes, 29 de diciembre de 2014

“Año nuevo, vida nueva.”


El título indicado es un refrán que demanda corregir y superar los 365 días del año calendario. Esta expresión de deseo se complementa con la pretensión de “lo pasado, pisado.” Invitación que pretende excluir lamentos y disgustos, deponer odios y rencores, sin que por ello se disipe la autoestima o la justicia.

El reloj de la vida, a cada instante, deja a atrás lo ocurrido y confirma el dicho que “ni el tiempo ni la hora se atan con soga.”

Francisco de Quevedo, (1580-1645) escritor español del Siglo de Oro, manifiesta que “cuando decimos que todo pasado fue mejor, condenamos el futuro sin conocerlo.”

La ambición de explorar lo que vendrá atrae. Lo incierto se puede concretizar con objetivos posibles. El momento favorable para enunciar propuestas viables es al inicio de cada año, de cada mes, de cada semana o de cada día. Lo significativo es vivir el presente con proyección de futuro porque “añorar el pasado es correr tras el viento.” (Proverbio ruso)