Quien padece de miopía no ve con precisión los objetos lejanos, pero sí los cercanos. Hay correctivos visuales que ayudan a percibir mejor el contexto circundante. Las anomalías de los ojos incomodan y deforman la visión de la realidad.
Las desigualdades sociales y
la falta de consenso alteran los sentimientos,
las emociones y las pasiones.
Quien dialoga, con discrepancias o no, expresa su
personalidad y educación. Sus gestos,
vocabulario y acciones
manifiestan intereses y motivaciones.
Se ha de evaluar los
argumentos y sus consecuencias; proceder
con serenidad y comprensión, porque las palabras, al igual que el tiempo y las oportunidades, viajan
con pasaje de ida pero no de
regreso.
En la convivencia como
en la miopía, se ha de recurrir a componentes que ayuden a
interpretar cada situación real y
evitar distorsiones.