Los beneficios tecnológicos y científicos movilizan los cambios sociales. La variedad de artefactos con sus características asiste a sus consumidores, insinúan destrezas, otorgan experiencias y proponen capacitaciones.
El uso de internet
y los medios audiovisuales auspician cursos de formación y perfeccionamiento para un desempeño eficaz en lo laboral y en la convivencia social.
La fuerza de
voluntad y la perseverancia en quien
aprende garantiza la
adquisición de conocimientos y la organización de la información. Bien dice
el refranero popular: “Más hace el que
quiere que el que puede.”
Fedro, (15-55) poeta
romano y escritor de fábulas, alega: “El hombre
instruido lleva en sí mismo sus riquezas.” Este enunciado
en relación a la instrucción y a la cultura, se
complementa con la frase citada por el
ciudadano romano Marco Tulio Cicerón (106 a C - 43 a C) y atribuida a Bías
de Priene, uno de los siete sabios de
Grecia:"Todo lo
mío lo llevo conmigo".
Edward Emily Gibbon
(1737-1794) historiador
británico ha dicho con razón: “Todo
lo humano, si no avanza, debe retroceder.” De ahí la necesidad de progresar en los aprendizajes, lo cual justifica la capacitación continua y el “aprender
a aprender.” ¿Por qué? Porque el filósofo griego Diógenes, conocido como El Cínico
(412- 323 AC) exclamó ante Zenón de Helea (490-430 AC) que: “el
movimiento se demuestra andando.” Si
uno es superado por las circunstancias y
se detiene: no progresa. Entonces,
replegarse, no avanzar es retroceder.