miércoles, 21 de noviembre de 2012

¡Qué dupla!




¿Quién no recuerda  a los  educadores que han dejado huella, en su paso por la escuela? Evoco con afecto al profesor de química,  quien con frecuencia  exclamaba: ¡qué dupla! en referencia a dos elementos,  átomos o moléculas. Pero, irónicamente también cuando advertía nuestra ignorancia, distracciones o cuchicheos.

¡Qué dupla! exclamé al  confirmar que Marc Prensky (Nueva York 1946) fue quien acuñó  el término  “nativos digitales” a los nacidos  con el auge tecnológico de la información y de las comunicaciones   y él de “inmigrantes digitales” a los nacidos con anterioridad,  haciendo  uso gradual de las mismas. 

Los entendidos  comprobaron  que las características, destrezas  y  habilidades de los “inmigrantes digitales,”  difieren  de las que ostentan  los “nativos digitales.” Científicamente se afirma que éstos tienen una configuración psico-cognitiva diferente.  Son asiduos consumidores de información, música, imágenes  y colores. Están habituados a los esquemas gráficos ilustrativos y eligen estar comunicados  en red.  A ellos con acierto les cabe ese apelativo porque han nacido en la era digital.

En cambio, “los inmigrantes digitales”  resuelven  un problema o dificultad  en base al análisis deductivo. Ante lo novedoso de  un artefacto, para su  funcionamiento, siguen “paso a paso”  lo  indicado en su prospecto.  Además, les incomoda leer un texto digital y lo prefieren  impreso en  papel. 

Esto  confirma  la  existencia de una brecha generacional  y  cognitiva, entre  los “nativos digitales” y los “inmigrantes digitales.”  Brecha  que dejará de ser abismal si los adultos en general y los adultos mayores en particular, asumen la paciente actitud de “aprender junto con los jóvenes.” Entonces,  frente a esa postura positiva se podrá exclamar satisfactoriamente y  sin ironía: ¡Qué dupla!