El gesto desinteresado de ayudar al prójimo demuestra bondad y generosidad. Quien solicita una asistencia merece la consideración del caso y más aún si no demanda un privilegio. El pretender una excepción en beneficio personal y en detrimento ajeno, no es digno de quien lo concede ni de quien lo recibe.
El refranero popular propone: “Contra el vicio de pedir, la virtud de no dar.” Es una recomendación para neutralizar las exigencias de quienes tienen por costumbre solicitar por comodidad.
Quilón, uno de los siete sabios de Grecia, deja una enseñanza: “Si confieres un beneficio, nunca lo recuerdes; si lo recibes, nunca lo olvides.” Aunque, el filósofo inglés Thomas Hobbes (1588-1679) señala: “Los favores obligan y la obligación es una esclavitud.” Es decir que por el ayuda obtenida se pasa a depender de quien lo otorgó y por ello se ata a una cadena de favores.