sábado, 30 de julio de 2016

“El que no afana es un gil.”

 Enrique Santos Discépolo

Esta frase pertenece al tango “Cambalache” cuyo autor es Enrique Santos Discépolo. Se refiere con ironía a quien roba y se cree más avispado por apropiarse de lo ajeno. Esa actitud tiene algunos sinónimos como despojar, rapiñar, extorsionar, chantajear, usurpar, entre otros.

Desde tiempos inmemoriales, la legislación protege a los individuos e instituciones. En las culturas orientales los dioses inspiran las leyes. Uno de los primeros códigos legales es el difundido por Hammurabi, rey de Babilonia (1790 a C-1750 a C). Es de tono severo y no tienen consideración alguna para con el ladrón.

La justicia es quien juzga cada caso. Aunque a veces sucede que “el juez que ha sido delincuente, ¡qué fácilmente perdona!” Eso lo advierte el dramaturgo y poeta español Pedro Calderón de la Barca (1600-1681).

La sabiduría popular alega que “piensa el ladrón que todos son de su misma condición.” Por eso especula, se justifica y argumenta que los demás se comportan como él. El robo aviva su codicia y aunque atenta contra el derecho ajeno, convencido afirma “el que no afana es un gil.”