sábado, 30 de septiembre de 2017

Pasantías.

Sigmund Freud en sus últimos años de vida.

“Nadie nace sabiendo.” (Refrán)

Ellas no son una alusión al “pasar de las tías.” Si son actividades que ponen a prueba los conocimientos teóricos adquiridos por quien estudia. Un tutor lo supervisa y guía en la empresa, oficina, taller o fábrica donde hace sus prácticas. Algunos las tergiversan y las convierten en mano de obra barata.
Son los que atentan contra el derecho laboral y la esencia de esas experiencias.
En previsión a ello existen acuerdos entre la escuela y el lugar donde el pasante se desempeña.
Están los que valoran esas destrezas y si el desempeño es satisfactorio, le ofrecen un puesto de trabajo al finalizar sus estudios. Fedro (15 aC-50 dC) el autor de las fábulas latinas decía que: “Un hombre con experiencia sabe más que un adivino.”
En algunos lugares se le da al pasante un estímulo económico para sus viáticos, pero no se le retribuye como a un becario. Ambos términos no son sinónimos. Son dos cuestiones diferentes. La retribución del becario es una ayuda económica pactada para solventar sus estudios.
El médico austríaco Sigmund Freud (1856-1939) apodado como el padre del psicoanálisis, decía: “Sólo la propia experiencia hace al hombre sabio.” Eso bien le cabe a las habilidades alcanzadas por las pasantías.