jueves, 30 de septiembre de 2021

Pérdida del poder.



“El respeto a la ley, comience por el Rey.”(Refrán) 

Quien es capaz de hacer algo puede forjar lo que se propone, tanto en lo privado como en lo público. Al Estado se le atribuye entre sus atributos la ejecución de políticas, el dictar leyes y la administración de la justicia. 

Socialmente, un individuo ejerce su dominio cuando influye sobre otros. Esa capacidad tiene distintas modalidades, ya sea por la la fe, la religión, el dinero, la fuerza u otros mecanismos dominantes. Al inicio de la era cristiana, el filósofo latino Séneca atestigua: “Todo poder excesivo dura poco.” 

El poder es transitorio, pudiendo ser injusto, se adquiere, se acrecienta o disminuye por múltiples circunstancias, una de ellas es la adhesión o no del voto popular y democrático. En cambio. la autoridad fluye de la naturaleza misma de quien la ejerce, por sus cualidades y habilidades. Ella se sustenta en la persona y se acrecienta por la dignidad demostrada y el ejemplo dado. 

El filósofo francés Voltaire (1694-1778) alega: “La pasión de dominar es la más terrible de todas las enfermedades del espíritu humano.” Pero, ese padecimiento es más doloroso e insoportable cuando se toma conciencia de la pérdida del poder.