“La ley es dura, pero es ley.” (Refrán)
Hay dichos populares referidos a las leyes. Los derechos humanos se fundamentan en la libertad, la igualdad, la dignidad, la justicia y el bien común. Esto implica vivir honestamente, sin hacer daño y dar a cada uno lo que le corresponde. Por todo eso vela la jurisprudencia.
Los que eluden lo legal, para obtener impunidad, quebrantan el orden. Los filósofos se han explayado al respecto. Sócrates (470 aC-399 aC) enseña que el fundamento de la convivencia es la ley, que no amerita discusión. Aristóteles (384 aC-322 aC) argumenta: “La ignorancia de la ley no exime de responsabilidades.” El desconocer lo exigido no ha de ser obstáculo para su cumplimiento. El filósofo alemán Emanuel Kant (1724-1804) afirma: “La ignorancia pone de manifiesto la obligación de investigar.”
El orador romano Cicerón (106 aC-43 aC) advierte: “La ley suprema es el bien del pueblo.” Con ironía el escritor ruso León Tolstoi (1828-1910) añade: “Es más fácil hacer leyes que gobernar.” El ensayista francés Jacques de Lacretelle (1888-1985) asevera: “No todo lo permitido por la ley es siempre honesto en moral.” Pero, siempre la persona en sociedad necesita supeditarse a la ley.
