lunes, 21 de enero de 2013

Es de admirar.




La admiración  manifiesta  el positivo aprecio por algo o por alguien y la valoración de  sus cualidades o modo de ser. Hay acontecimientos y personajes dignos de admirar. Entre ellos se destacan  quienes, siendo de edad avanzada,  concretaron sus aspiraciones y proyectos.

Sócrates, filósofo griego ateniense. (470-399 a.C.)  En su senectud aprendió a tocar algunos instrumentos musicales.

Catón, militar, político y escritor romano.  (234 a. C-149 a. C)  A la edad de 80 años se abocó al estudio del idioma griego.

Plutarco, escritor griego. (45 d. C-120 d. C) Coronó su ancianidad aprendiendo latín.

Thomas Faifax, militar inglés (1612-1671)   Se destacó en tiempos de Carlos I y al retirarse del ejército obtuvo un doctorado en la Universidad de Oxford.

Colbert, Juan Bautista de nacionalidad  francesa. (1619-1683) Notable estadista  en el reinado de Luis XIV, al sobrepasar los 60 años  estudió  latín y  jurisprudencia.
 
En los casos mencionados  y en otros similares, cabe enfatizar la frase atribuida al historiador griego Diógenes  Laercio: (215 d. C-250 d. C) “Más vale tarde que nunca” en respuesta a quien  argumentó que a su edad era demasiado tarde para estudiar música.

Se comprobó científicamente que el cerebro humano al ser estimulado  logra cambios y posibilita aprendizajes. Esta  reacción  y respuesta  a toda nueva información, a lo largo de  la vida, se denomina “neuroplasticidad” que también es de admirar.