Cultivar la tierra es una promesa de esperanza. La extensión territorial es parte de un país. Jauja es una ciudad ubicada en el centro de Perú, a 150 km de Lima y a 3000 metros de altura. En el siglo XVI, a ella acudían enfermos para sanar sus dolencias, beneficiados por el micro clima.
En el lenguaje coloquial se dice “esto es una jauja” cuando, con poco o sin ningún esfuerzo, sin importar los medios empleados, se obtiene algo propuesto. El poeta griego Sófloques advierte: “Un Estado donde queden impunes la insolencia y la libertad de hacerlo todo, termina por hundirse en el abismo.”
El prócer argentino Manuel Belgrano (1770-1820) en su lecho de muerte exclamó: “¡Ay, Patria mía!” Dolorosa queja por los acontecimientos, de ese entonces, que enrarecían el presente y el futuro inmediato de su suelo natal. Tal vez percibió el mensaje de Sófloques, como una advertencia ante un país de jauja.
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