Toda acción, en su proceder normal, se inicia en la mente de su ejecutor. Aquel que responde por su proceder sabe lo que pretende conseguir y los posibles medios a emplear.
El principio filosófico de razón suficiente afirma: "todo lo que es, es por alguna razón que lo hace ser como es y no de otra manera." Aplicado al correcto modo de pensar se deduce que todo acto humano enunciado de alguna manera tiene su razón de ser.
Quien emite un mensaje necesita ser comprendido por quien lo recibe y le otorgue un valor. En la emisión y en la decodificación es cuando pueden surgir múltiples interferencias e inconvenientes de significación y comprensión.
Filósofos y pedagogos, entre muchos, se han abocado a la problemática de la comunicación.
Las expresiones verbales, en las aulas como fuera de ellas, no están exentas de ser rotuladas como "dobles mensajes," en su producción o interpretación, afectando la sana convivencia y los vínculos sociales.
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