“Besos y abrazos a nadie han ahorcado.” (Refrán)
Con una mirada observadora se constata, por ejemplo en un aeropuerto internacional, cómo se saludan los que se encuentran o se despiden. Todo saludo es un signo de cortesía.
Suele darse el ritual del beso en la mejilla. En Europa, como en otras latitudes, es un acto habitual de bienvenida o de estima. El beso dado de ese modo tiene sus variantes según los usos y costumbres de cada país. Entre quien lo da y quien lo recibe, surge un roce del labio con la mejilla o se tocan ambas. Bien dice el poeta francés Alfredo Musset (1810-1857) que: “El único idioma universal es el beso.”
El poeta español Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) afirma con agudeza: “El alma que puede hablar a través de los ojos también puede besar con la mirada.” La destacada periodista francesa George Sand (1804-1876) estaba convencida que: “El beso es una forma de diálogo.”
El estrecharse las manos es una muestra de confianza o de asiduidad protocolar. En algunos lugares se acepta y en otros no, de acuerdo con las tradiciones, que los hombres conocidos entre sí se den un beso en la mejilla.
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