jueves, 22 de diciembre de 2011

¿Pensar cómo se vive?


Recordaba un inmigrante la arrogancia de alguien que se burlaba de sus creencias religiosas. El personaje en cuestión proclamaba su ateísmo con total desenfado, en tierra firme. Una vez embarcado, la travesía siguió su curso según los caprichos del mar y el buen timón del capitán. Pero, una noche la tormenta mantuvo a todos en vilo. El famoso ateo se puso a rezar. Con curiosidad le preguntaron:
  • Usted, ¿no es ateo?
  • Sí que lo soy, pero no en alta mar.
Conclusión:

Un observador perspicaz puede sacar conclusiones de cómo es su interlocutor, por el intercambio de palabras, su presentación personal auténtica o aparente, su postura, ubicación y movimientos corporales.

“Cuando uno no vive como piensa, acaba pensando cómo vive.”
(Gabriel Marcel)